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Mal de Ojo

CineClub de la Universidad César Vallejo

NO MATARÁS. DataBase

jueves, 7 de junio de 2007

Ciclo: IN GOD WE TRUST



NO MATARÁS
Premio del Jurado Festival de Cine de Cannes de 1988,
Premio de la Critica Internacional Festival de Cine de Cannes de 1988








Sobre Krzysztof Kieslowski



"Quiero describir al mundo como es, y al mismo tiempo, expresar con las imágenes mis sentimientos."





Kievslowski nació en 1941 en Varsovia y estudió en la prestigiosa Escuela de Cine de Lodz en 1969. Rodó su primer largometraje, Paso subterráneo, en 1973, pero su obra no se dio a conocer internacionalmente hasta 1988, cuando el Festival de Cannes le galardonó con el Premio Especial del Jurado por su película No matarás, que recibió también el Premio de Cine Europeo como mejor película del año, y el Festival de San Sebastián le otorgó la Concha de Plata por No amarás, pertenecientes ambas a una serie de diez películas rodadas inicialmente para televisión bajo el título genérico de Decálogo. Su filmografía abarca otros quince largometrajes, además de la mencionada serie, y un considerable número de cortos, formato que cultivó incluso cuando ya era considerado como un realizador de prestigio. Su reconocimiento propició que a partir de entonces, y a causa también de las difíciles circunstancias económicas y políticas de su país, sus películas se gestaran en Europa occidental, especialmente en Francia. Así vendrían La doble vida de Verónica, de 1991, y la trilogía compuesta por Azul, Blanco y Rojo, rodadas en 1992 y 1993, que ha quedado como el testamento definitivo de este cineasta al que le gustaba, como a Rohmer, organizar sus películas en ciclos o series. En los años setenta Kieslowski se integró en un movimiento surgido en Polonia y denominado «el cine de la inquietud moral», que venía a proponer que sólo existe aquello que está representado, como respuesta a las evidentes limitaciones que imponía el régimen comunista a la hora de plasmar la realidad inmediata en la pantalla. Más adelante, ya con Decálogo, su mirada se concentra sobre la figura humana, sobre las emociones y los sentimientos más recónditos, se hace más esencialista, hasta convertirse en un auténtico explorador del alma. Como suele suceder con los cineastas más espirituales, Kieslowski se aferra a los aspectos más físicos de la realidad. Es precisamente ese sentido paradójico lo que marca en profundidad su cine y hace que sea tan difícil materializar en palabras lo que sus imágenes saben transmitir con silenciosa elocuencia. Si objetivamente se puede afirmar que Kieslowski utiliza métodos y materiales aparentemente convencionales, es más que evidente que su trabajo se dirige fundamentalmente a partes inusuales del intelecto y a algunos sentidos habitualmente secundarios en el cine. No es casualidad que la estética sea a la vez un elemento llamativo de sus películas, como resultado de un primoroso trabajo de elaboración, pero no es menos cierto que en último término no deja de ser un matiz, esencial pero anecdótico, del resultado final, aunque en el planteamiento de sus tres últimas películas esté el hecho de relacionar colores con ideas. Del mismo modo que la música juega en ocasiones un papel casi dramático, narrativo. En varias de sus películas aparece el nombre de un compositor holandés, un tal Van den Buldemayer, al que se le atribuye una considerable actividad durante el siglo XVIII y que paradójicamente no existe, aunque muchos historiadores se hayan interesado por su rastro, es tan sólo una invención del propio cineasta, de su coguionista habitual Krzysztof Piesewicz y del autor de casi todas sus bandas sonoras, Zbigniew Preisner. Lo abstracto y lo concreto se complementan de manera absolutamente insólita en la peculiar manera de hacer de Kieslowski, hasta el punto de alcanzar una lógica malévolamente caprichosa.












Sobre El decálogo


"En diez frases, los diez mandamientos expresan lo esencial de la vida. Y los conceptos de Libertad, Igualdad y Fraternidad lo hacen de igual forma. Millones han muerto por esos ideales."



En 1989, cuando el Decálogo era visto por primera vez en Nueva York, Samir Hachem le pidió a Kieslowski que nombrara las diez palabras con que se quedaría si todo el resto de palabras le fueran arrancadas. El dijo:
Amor, odio, soledad, miedo, coincidencia, dolor, ansiedad, Dios, responsabilidad. Cuando se le dijo que había nombrado sólo nueve, añadió: Inocencia. Esas 10 cualidades representan los ladrillos de su cine.
¿Por qué estuvo usted interesado en el lema francés: Libertad, igualdad y fraternidad?
Precisamente por la misma razón que yo estaba interesado en el Decálogo. En diez frases, los diez mandamientos expresan lo esencial de la vida. Y estas tres palabras -libertad, igualdad y fraternidad- tienen la misma función. Millones de personas han muerto por estos ideales. Decidimos ver cómo estos ideales son realizados en la práctica, y qué significan hoy.




Características particulares del Decálogo

El primer destinatario del Decálogo, el televidente polaco de 1988-89, está inmerso en varios procesos sociales como:
- el movimiento democratizador de encabezado por Solidaridad, KOR y KDR,
- un fortalecimiento de la participación pública religiosa.
- los cuales están enfrentados por las medidas desesperadas del gobierno de Jaruzelski tratando de conservar el control del país.



Es un tiempo de crisis donde se juntaban deseos, miedos, valores, decisiones, resistencias, éxitos, fracasos y modas sociales. El caos y el desorden regían en Polonia . Había mucha tensión y falta de esperanza, junto con un miedo, muy natural, de que las cosas se pusieran todavía peor.
Kieslowski agregaba que en esa época notaba, a nivel hemisférico, un desconcierto general. No se refería a la política (que de hecho estaba cambiando mucho y llevaría a la muy simbólica caída del muro de Berlín), sino a la vida cotidiana de la gente común. Sentía indiferencia mutua detrás de las sonrisas amables. Tenía también la impresión sobrecogedora, de que cada vez con más frecuencia observaba personas que realmente no sabían el porqué de su existencia, de su vida.





Por eso cuando Krzysztof Piesiewics – su guionista- le sugirió la idea de filmar una película sobre los Diez mandamientos le pareció extraña, aún terrible, pero la tomó en serio: La idea de Piesiewics era hacer un intento para regresar a los valores fundamentales destruidos por el comunismo …por la misma razón que estuve interesado en los valores de libertad, igualdad y fraternidad para hacer la trilogía es que yo estaba interesado en el Decálogo. En diez frases, los diez mandamientos expresan lo esencial de la vida.




La puesta en escena la imaginaban Kieslowski y Piesiewics como un aglomerado congruente de historias de personas comunes. Como si tomaran a cualquier transeúnte en la calle y lo siguieran a su casa hasta descubrir su vida. Querían hacer un especial énfasis en las pasiones vividas, más que en los discursos manejados. Buscaban reflejar la cara oculta de las personas, la que no se suele sacar a la calle, pero que resulta la más real. Imaginaron el conjunto habitacional, donde tienen lugar las historias, como un gran estadio donde cualquier rostro de los miles de espectadores, representaba una historia interesante. Una parábola de la realidad, donde cada ventana alberga todo un mundo de relaciones, pasado, presente y futuro.



Hay una característica del Decálogo que no tienen otras de sus películas. Es un símbolo especial representado por un actor que actúa varios personajes, con un sola función. Es un signo misterioso que ha cautivado y contrapuesto l opinión de los críticos. El actor Artur Barcis hace este personaje versátil. Aparece en ocho de los capítulos. En los títulos aparece sólo como “hombre joven”.



El resultado de este símbolo especial es muy controvertido. Los miembros del equipo de producción dieron por llamarle “el ángel”. Los taxistas que lo llevaban a locación le decían “el diablo”. Algunas personas lo interpretan como un símbolo de Dios (porque está atento a los momentos importantes de la vida de las personas, actuando sin influir). Para
otros sólo es “un señalador” para destacar momentos cumbre, etc. Kieslowski dijo que su inclusión había sido resultado del consejo del asesor literario de la obra Witek Zalewski. Él le decía que al Decálogo “le faltaba algo”. Se necesitaba el típico detalle que se cuela en las películas y que ni el director suele notarlo, pero que es significativo para algún espectador muy sensible. Para Kieslowski simplemente es: Un tipo que vagabundea por todas las películas, que viene y observa. Para mí no se trata de escasez de extras, ni una trampa para cinéfilos, sino de un efecto deseado. No tengo ahora oportunidad para desentrañar el misterio.




Intencionalidad del Decálogo de Kieslowski
En el momento crítico que mencionaba, de Polonia en 1988, en el que estaba en juego la libertad, cuestionada por los medios utilizados por el gobierno y la oposición para prevalecer, me parece que Kieslowski proponía con el Decálogo reflexionar y actualizar los valores de las Diez Palabras bíblicas. En su momento estas formulaciones religiosas fueron un camino de libertad ¿Por qué entonces no? Pienso que Kieslowski Invita, con su expresión artística, a una reflexión sobre el sentido de la vida, libertad incluida, desde la clave de interpretación de cada espectador, ya sea católico, materialista histórico, etc. El primer paso hacia una libertad personal (que puede fincar otra de tipo social) debería ser reflexionar sobre la posibilidad y concreción de esa misma libertad (amor, lealtad, etc.).



Pasada la coyuntura polaca de fines de los ochenta, el Decálogo de Kieslowski puede invitar también a una reflexión personal al espectador. Inicia un diálogo sobre la realidad contemporánea, la propia condición humana y los valores personales, dentro de nuestra cultura occidental judeocristiana, para al fin de cuentas a preguntarnos a nosotros mismos sobre nuestro sentido de la vida.
Dado que descubrió Kieslowski el potencial del proyecto para difundirse internacionalmente, cuidó algunos detalles que ampliaran el alcance del Decálogo. Por ejemplo trató de desterrar la política de las historias (lo cual es casi imposible), no sólo por sus resistencias al caso, sino también para que no perdiera su vigencia tan pronto terminara el conflicto Walessa-Jaruzelski. También trató de evitar escenas gratuitamente desagradables (en cuanto que no aportaran directamente a la historia), como son cuadros folkloristas, cupones de racionamiento (y las largas colas que provocaban) y pobreza generalizada.





Coincidencias del Decálogo con el resto de la obra kieslowskiana
Decálogo se asemeja más a sus época posterior, producida en Francia principalmente, que a sus realizaciones anteriores. El equipo Kieslowski-Piesiewics-Preisner ya estaba trabajando, y llegó a su madurez con esta obra. Es más una obra para cinema, que para televisión (ver cuadro 1), y en ella se nota ya el estilo que le ganaría el epíteto de “el director metafísico”[16]. En esta ocasión puso a punto el sistema que le permitió después filmar casi simultáneamente Azul, Blanco y Rojo. Otras coincidencias con las producciones posteriores son:



- Utilizó diferente cinefotógrafo para cada capítulo, igual que en la trilogía. Esto se debió no sólo a la imposibilidad de una sola persona de filmar diez (o tres) obras simultáneamente. Kieslowski buscó variedad de propuestas visuales en ambos casos. De hecho tres de los directores de fotografía del Decálogo, volvieron a colaborar con él en Tres colores.
- Se fija más en el interior de los personajes que en el mundo que los rodea.
- Están presentes los lugares y formas comunes de Kieslowski (como describí en la sección (x)).
- Hay cruces de personajes entre las historias, lo que agrega cuerpo a la obra global e información a algunas de las partes en particular.
- Los temas tratados implican concretizar cotidianamente valores universales. Analiza sus posibilidades reales y las relaciones entre ellos, así como los medios como se implementan comúnmente (es la característica que da origen a esta tesis).
- Trabaja sus personajes con el mismo realismo (abundaré más adelante sobre ello). Son el mismo tipo de personajes que he calificado como claroscuros.



Humberto Macías



Sobre No matarás



“No matarás” es un alegato del director contra el acto de matar, tanto en forma de asesinato como en forma de justicia. La película está perfectamente construida, narrada con sencillez y cruda en las imágenes. La violencia con la que muestra el asesinato del taxista por parte del joven Jacek te hace comprender que no es solamente una crítica a la pena de muerte (tampoco le falta dureza a la hora de mostrar la ejecución), sino al asesinato en cualquiera de sus formas. De hecho, el director se preocupa en equiparar ambas formas de matar, de ponerlas a la misma altura. Muestra en imágenes, ya no sólo crueldad del acto en sí, sino la frialdad de la preparación a través de una descripción sin escatimar detalles.

Durante la primera parte de la película, Kieslowki presenta los personajes cuyas vidas van a cruzarse: el joven Jacek, el taxista, y un estudiante de derecho que termina la carrera. No llega a profundizar en ellos, ni parece su intención. Más bien parece que intente mostrar una situación particular en un momento y lugar concretos: Polonia en los años 80. La ciudad va siendo presentada al mismo tiempo que los personajes, y adquiere un cierto protagonismo que la convierte en un personaje más. Y en ella sí profundiza. Eso es lo que la diferencia de muchas de las películas contrarias a la pena de muerte, como pueda ser Bailar en la oscuridad de Lars Von Trier, a la que recuerda en cierto modo en los momentos finales. La forma de contar la historia de Kieslowski es más fría, más desde fuera, lo que puede producir un alejamiento del público, pero le da una objetividad que no poseen otras, y ahí reside el impacto.

Kieslowski muestra la importancia de la casualidad en el cruce de las vidas de cada uno. ¿Y si el taxista no hubiese rechazado a varios de sus clientes desviándose del camino que le llevaría a su muerte? Se dan varias situaciones del estilo, y esto queda más patente aun al final con la historia que cuenta Jacek al abogado, o la que el mismo abogado cuenta. La situación es la que es pero “y si…”.

“No matarás” recibió el Premio del jurado en el festival de Cannes de 1988. Antes de realizar su Decálogo, Kieslowski trabajó 10 años como documentalista, y dirigió varios cortometrajes. Fue “El Decálogo” el que puso su nombre en el panorama internacional, y en especial los dos capítulos que extendió y convirtió en largos: “No matarás” y “No amarás”. En 1991 empieza con “La doble vida de Verónica” su etapa “francesa”. Con ella consigue un gran éxito tanto de crítica como de público. Pero el apogeo del director llega con su trilogía de los tres colores: “Azul”, “Blanco” y “Rojo”.

Realizadas en dos años, las tres películas, acabando con “Rojo”, por la que fue nominado a dos oscars (por guión y dirección), le convierten en uno de los directores de culto con mas éxito entre el público. En dicha trilogía el director sigue con algunas de las características habituales en su cine: la búsqueda del azar, de la casualidad, la representación de la sociedad desde un prisma ligeramente pesimista, la influencia de ésta, y de los acontecimientos sobre las personas. A esto se le añade una mayor profundización en los personajes, y una mayor espectacularidad visual, sobretodo en “Azul”. Cada película se basa en uno de los ideales de la revolución francesa, y las tres tienen como nexo de unión la pérdida de algún ser querido por parte de los protagonistas.

Tras el gran éxito de la trilogía Kieslowski anuncia su intención de dejar de hacer películas con la siguiente declaración: “No abandono el cine en busca de paz para crear, sino buscando la paz para vivir”. Sin embargo, antes de su prematura muerte en 1996 (sólo dos años después del estreno de su última película) de un infarto, trabajaba en los guiones de una nueva trilogía (Cielo, Infierno y Purgatorio), inspirada en La divina comedia de Dante.

Miguel Gonzales Esteban



Entrevista a Kieslowski
Por Philippe Vecchi






_ El protagonista de Blanco lega sus bienes a la Iglesia polaca, para retirárselos después. ¿Se trata de un desaire?
Es una pequeña venganza. Soy enemigo de cualquier institución y la Iglesia es la institución más poderosa de Polonia, que no sólo hace alarde de su fuerza, sino que influye insoportablemente sobre la vida política y social del país. Pero las elecciones de 1993 han mostrado claramente que el pueblo polaco no quiere pasar del comunismo a esta otra esclavitud. Durante 45 años, los comunistas nos organizaron la vida. Ahora que el comunismo ha caído no es para que otro dirigismo le reemplace y quiera hacernos distinguir entre el bien y el mal. No es la izquierda la que gana en Polonia, es la Iglesia la que pierde. Eso es lo que quería decir con mi pequeño símbolo.



_ ¿Qué opina de lo que dice el Papa sobre la contracepción?
No sabe encontrar el lenguaje adecuado; más aún, creo que está totalmente perdido. La gente ya no le sigue en este tema, que es, por otra parte, muy complejo. Por un lado, no se puede decir que la anticoncepción sea algo bueno en sí. Pero, por otro, el Papa se olvida que ya no se cambia el curso de las cosas con prohibiciones o castigos. Hay que aceptar la evolución normal de la vida.




- Desde hace diez años, escribe sus guiones con Krzysztof Piesiewicz. ¿Cómo lo hacen?
De una forma amistosa y compleja. El guión es un fragmento de lo que pienso de una película. En el guión, hay diálogos, alguien que se levanta, otro que sale, otro que toma un café, está triste o alegre. Para el conjunto del equipo se trata de un instrumento indispensable, pero no esencial. Lo esencial de una película es algo que flota en el aire y que no se plasma en un papel.




- ¿Su coguionista es, pues, el único colaborador que entra en el misterio?
No es el único, pero es el primero. Puedo ponerle un ejemplo totalmente práctico. He pedido a la producción que me dé una lista detallada de todas mis conversaciones telefónicas. Siempre pago mis conversaciones privadas y la producción, las que atañen al trabajo. Yo soy el que tengo que verificar lo que es privado y lo que es oficial. Pues bien, en esta lista, figuran siempre muchas conversaciones con mi coguionista, que yo considero privadas. A partir de ellas, intentamos buscar el fondo y el espíritu de lo que hemos hablado. Esa es la materia bruta de nuestro trabajo, que consiste en encontrar una idea de película que no tenga nada que ver con las palabras pronunciadas.




- ¿Cree que es demasiado caro hacer una película?
Sí, además el dinero termina convirtiéndose en una trampa: cuanto más se gasta, más concesiones hay que hacer a los espectadores, para atraerles en masa y poder cubrir los gastos. Es cierto que el cine está hecho para los espectadores, pero hay que tener mucho cuidado para no caer en esta trampa gigantesca en la que ya se están debatiendo los americanos. Siguiendo esta dinámica, lo único que se hace es fabricar películas cada vez más cretinas, considerando que la gente es cada vez más imbécil, lo que no deja de ser un error. El problema es que hay bastante gente para ir a ver películas, pero no la suficiente para enjugar estos enormes presupuestos.




- ¿Cuál es la solución?
Creo que hay que ofrecer la alternativa de películas diferentes y que no sean caras, para un público ciertamente menos numeroso, pero capaz de contrarrestar la creciente oleada de cretinismo que nos invade. Por otra parte, sé que también tengo mi parte de responsabilidad en todo este asunto, porque yo soy un ciudadano pasivo, que no mueve un dedo para solucionar el problema. Me siento impotente. ¿Qué puedo hacer yo?




- Películas sobre la impotencia, como Blanco
Sí, pero nada más que eso. Puedo describir el mundo, pero no puedo cambiarlo. P.- Siempre le queda el consuelo de que sus películas funcionan. R.- Eso es lo único que busca la mayoría de los directores. Mi máxima satisfacción, por el contrario, es haber seguido siempre una determinada línea.




- ¿Ha recibido ya propuestas de Hollywood?
Sí, pero nunca me interesaron. En primer lugar, porque América no es mi país. Francia tampoco, pero me siento bien aquí. Además, no habría sido capaz de soportar la pérdida de control sobre las películas que implica el sistema de Hollywood.



- ¿Cree que se está perdiendo el conocimiento del cine?
Sin lugar a dudas. Pero no es algo privativo del cine. Lo mismo está pasando con la literatura, el teatro, la pintura, la música... Y eso me entristece. Todo comenzó hace unos quince años. Se trata de una tragedia y de un vacío, contra el que creo que estamos desarrollando una especie de defensa natural. Este vacío está comenzando a alcanzar a los espectadores, que lo están empezando a sentir como algo doloroso.




- ¿Su decisión de retirarse después del estreno de Rojo es irrevocable?
Totalmente. Se ha acabado. Y en cualquier caso, de lo que estoy completamente seguro es de que no volveré a trabajar como director. Tomé esta decisión en 1984. Diez años después, tengo el suficiente dinero como para pararme y retirarme a descansar.




- ¿Es usted perezoso?
¡Muy perezoso! Tanto que puedo vivir fácilmente sin actividad artística. Vivir así sería incluso un placer para mí.




- ¿Conoce el aburrimiento?
Sí, lo he experimentado a menudo.



- ¿Sueña ya con su vida de jubilado polaco?

Me la imagino. Cerca de Varsovia, en una pequeña casa de campo. Es la historia de alguien que permanece sentado la mayoría del tiempo y lee.



La Santísima Trinidad. Director, guionista y músico

KIESLOWSKI, PIESIEWICZ Y PREISNER
Por Fernando González








Hasta entonces la carrera de Kieslowski había estado avalada por la realización de múltiples documentales que narraban la realidad social de Polonia. El encuentro con Preisner (música) y Piesiewicz (guión) da un enorme salto cualitativo a su obra, produciéndose éste durante la preparación de un documental sobre los juicios dentro del régimen militar. En el transcurso del período de documentación conoce a Krzysztof Piesiewicz, un abogado criminalista que alcanzó gran prestigio por la defensa de varios dirigentes del sindicato solidaridad y como fiscal en el juicio del policía acusado del asesinato del Padre Jerzy Popieluszko. Preparando el guión, el documental se convierte en película al tiempo que Kieslowski conoce a Preisner en el cabaret. Así surgió Bez Konca (Sin Salida) en 1984, la primera de las colaboraciones que los tres realizarán durante 10 años hasta la muerte de Kieslowski.
Antes, en 1976, Kieslowski había creado la productora TOR, con la que rueda su primer largometraje, “Blizna” (La Cicatriz); después vendrían “Amator” (1979) y “Przypa-dek” (El Azar, 1981), donde introduce por primera vez música en sus películas, utilizando clásica y un par de composiciones de Wojciech Kilar. La productora TOR juega un papel fundamental en el despegue artístico de los tres colaboradores, pues les permite realizar su obra con plena libertad creativa, sin ningún tipo de limitaciones comerciales o de marketing.
Aunque Preisner ha desarrollado música para películas de otros directores (algunas de ellas extraordinarias), el análisis de sus trabajos para Kieslowski resulta vital para entender su evolución como compositor. Los escenarios planteados por Kieslowski y Piesiewicz contienen una dosis estética y audiovisual fundamental, otorgando a la música parte del protagonismo de los personajes y su historia. Para ellos Preisner compone melodías sencillas e intensas, interpretadas por el piano, guitarra, flauta dulce...con gran despliegue de emociones y nuevas sensaciones.
En “Bez Konca”, Preisner plantea una melodía basada en el uso de coros oscuros, porque la película no pretendía otorgar protagonismo a la misma, simplemente era una parte más del enorme pesimismo que contenía. Los tres colaboradores se encontraban todavía en fase de adaptación de ideas, sin dar relevancia al aspecto formal de la puesta en escena.
“Dekalog” (El Decálogo), su posterior trabajo, constituye uno de los puntos de referencia de su carrera. Era una serie para televisión formada por diez episodios de una hora de duración, cada uno de ellos narraba uno de los diez mandamientos sin concesiones, en ocasiones con extrema crueldad. Las composiciones son directas, desarrolladas con instrumentaciones simples, piano, guitarra, órgano, flauta dulce y voz soprano, sin duda un muestrario perfecto que
supone una declaración de intenciones, pues sus posteriores trabajos van a estar marcados por la misma línea compositiva.







La edición discográfica del “Decálogo” que ahora reedita Silva, tuvo gran repercusión en Francia y Polonia, los dos países donde fue editada inicialmente por el sello Amplitude. Y todo ello a pesar de la dificultad de las composiciones y las nulas concesiones a la audición de las mismas. Del disco hay que destacar los temas dedicados a los Decálogos V y VI (No Matarás y No Amarás) que tuvieron versión ampliada para el cine y el Decálogo IX (No Tomarás la Mujer de Otro), un tema para piano y soprano de extraordinaria belleza.
En 1991 realizan “La Double Vie de Veronique” (La Doble Vida de Verónica), una película que trasciende por la plasticidad de sus imágenes, con fotografía a cargo de Slawomir Idziak (quien también hará la trilogía Tres Colores). Se trata de cine con mayúsculas, arte en estado puro, sin artificios, con un despliegue fascinante de sensaciones.
El compacto se publica en un pequeño sello francés llamado Sideral, y llega a vender 150.000 copias, pasando de las 300.000 desde su reedición en Virgin. Sin duda los treinta minutos que Preisner compone para la película son uno de sus mejores trabajos. Con él llega una avalancha de premios internacionales, incluyendo el premio de la Academia de Críticos de Los Ángeles y la nominación a los Oscar.
Y así, tras el enorme éxito de la película llegó la aclamación internacional con la trilogía “Trois Couleurs” (Tres Colores). Las tres bandas sonoras tienen por primera vez lanzamiento mundial en Virgin y llegan a vender mas de 700.000 copias. Y todo ello, bajo los mismos parámetros de la edición de “El Decálogo, nula concesión a la comercialidad, contenidos musicales nada fáciles (algunos temas no alcanzan el minuto) y escasa duración de los compactos.



LA MÚSICA PARA KIESLOWSKI





Las innovaciones que Preisner introduce en el decálogo están basadas en la creación de una cortina musical densa, compleja, como son los personajes de las historias. Para ello, huye de artificios orquestales y se limita a crear pequeñas melodías interpretadas por instrumentos cuya sonoridad destaca por su simpleza tonal.
Así, utiliza la flauta dulce exigiéndole registros profundos y cierta espacialidad, repitiendo el mismo criterio con la guitarra, piano y violín. La aparición del tejido orquestal es casi anecdótica, otorgándole un papel tan secundario, que en ocasiones ni siquiera sigue la melodía principal.

“La Doble Vida de Verónica” está marcada por la apuesta estética realizada por Kieslowski. Huyendo de los diálogos, es la música la encargada de describir el estado de ánimo de los protagonistas. Desde el minuto inicial en que irrumpe la composición coral “Tu Vendrás” describiendo la falsa vitalidad de Weronika, hasta la pieza para piano que acompaña a las marionetas, toda la música contiene y describe a la perfección las sentimientos de los personajes.
“Azul” da un paso hacia delante, y exige de la protagonista principal casi un total mimetismo. El encuentro de las creaciones de Preisner y la interpretación de Juliette Binoche es realmente colosal; acompañada por el órgano, la flauta dulce, el piano y sobre todo de la composición orquestal “Ellipsis”, la actriz refleja a la perfección la dramática pérdida de sus seres más queridos.
Ambos trabajos trascienden por las dos composiciones para coro y orquesta creadas por Preisner. La exigencia del guión de aumentar la intensidad emocional en momentos puntuales de las películas, necesitaba de dos temas muy destacados. Es aquí donde el compositor muestra toda su capacidad, desplegando un sin fin de recursos novedosos que acompañados por una extraordinaria fotografía y unas interpretaciones muy notables, alcanzan una simbiosis audiovisual que logra conquistar al espectador, pues desgraciadamente no se presentan demasiadas oportunidades para disfrutar de tanta belleza.
posted by maldeojo, 18:18

2 Comments:

Hola, soy Humberto Macías, autor de algunas líneas de este artículo-posteo. No sabía que las habían publicado. Gracias por hacerlo.
Saludos desde Tijuana
Hola Humberto, tenemos nueva dirección: www.veronovercine.com

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